Por razones meramente académicas, resulta que di con un texto que trataba, en esencia, acerca de la especulación, y particularmente, de la especulación en el campo tan necesario (el cual debería implantarse como obligatorio), como es la alimentación.
Resulta que tras la lectura de ese artículo, me declaro totalmente
necia e ignorante, a la par que impotente, te cuento:
Hace varios meses, dado que el típico tema de "la crisis"
nos asola por cada esquina que cruzamos, me topé con una figura de esas tan
comunes en los viaje de autobús, o sea, una inmigrante asqueada de la sociedad
que le ha tocado vivir (tú y yo también nos incluimos, se siente); y como era
de esperar, siempre acompaña a esta figura, la del pequeño personaje de nombre
estudiante y apellido ignorante (en este caso, yo).
El tema no va de criticar a la mujer, ni de la inmigración, ni del
poder adquisitivo, ni nada por el estilo. El tema va de que esta figura se
me asuntó en su día como la típica pesada de turno que te jode la poca paz que
se pueda encontrar en un autobús atestado de gente a las 08.00h de la mañana y
te hace gastar la batería del reproductor de música manteniéndolo en Pause
durante 30min de impaciencia.
Pues bien, a día de hoy, a esa tía, con los "apaños" de los
que haya podido servirse para cruzar el charco y dedicarse a limpiar casas en
España, curiosamente aún la recuerdo, lo que quiere decir que no es su opinión
tan mediocre como en su día pensé, lo que quiere decir que dijo cosas
importantes, de las que hoy me doy cuenta y me entristece.
¿Y qué charloteó?
Básicamente dio vueltas y vueltas y vueltas a una misma idea: "La
culpa de todo esto la tiene la especulación".
Pues sí, tiene razón.
Y aquí lo dejo, para que reflexionéis (o mejor no, si lo que queréis
es seguir con la sonrisa en la boca).